Sobre el poema 37’6 de Tulia Guisado
Me huyes con los ojos de recién nacido
Estás volviéndole la espalda a quien te dio la vida
No todos los cuentos terminan con una enseñanza justa
No todos los cuentos sirven para decir buenas noches
Nadie me había preparado para el dolor sin nombre
ni para el sonido ahogado de la palabra más honda
Te marchas muy lento, con los pies descalzos, tan silencio
Vuelves a mí cuando invento la fiebre
Cuántas veces nos devolverán los hijos cuando ya no podamos abrazarlos.