Morfología del tacto
Dedos como si sobre el tronco de un árbol
En círculos casi ramas
levemente agujereando
Cuerpo cábala corteza signo de la edad
Trueno hace lo suave
Del idioma táctil filigrana
Quién con las mejillas sobre el mundo
Un olor a piano antiguo y en el centro
excavados en madera
la curva precisa de los nombres.
Mujer o árbol
Insisten las pupilas del invierno
Si eligiera una palabra para llamarte
sería alethéia.
Luz todavía
Fotografía analógica. Berlín, septiembre de 2018
Aún es posible trepar más arriba
llegar ahí
donde nunca el aire
fue nombrado
Si al menos los ojos
tuvieran la capacidad de ver
el cuerpo que proyectan
si no fueran mis ojos estos ojos
socavón en el tiempo
rasguño torpe de la infancia
Quisiera no tener que escribir
sobre la herida y el amor total
a la herida
pero no hay nada más
Sólo el abrazo
de dos que dicen basta
las manos vendadas
antes de ver la sangre
Deseo es levedad sobre la tierra
Amor caída hacia lo alto.
Lección de botánica
El silbido comienza poco antes del cierre
Al principio se escucha muy débil
es apenas advertencia:
pájaro de sueño o voz de cuna
Se eleva como un grito a medianoche
muerde el aire hasta arrancar
el timbre agudo de su aroma
Ahora cabellos vibrar cintura
precipitarse labio arder frente
viejo olmo en ascensión desnuda
no deseo más que el tacto y te quiero
en el hueco donde anidan animales
Urge su demanda ciega y es preciso
poner fin a este canto despojado
pero alguien pregunta
en voz alta tu nombre
y sólo queda admirarte en lo lejos
igual que se ama a un padre cuando
ya han pasado los años y tuerce
la edad sus ramajes
Antes de cerrar las puertas del Botánico
los guardas alertan a los visitantes
pero nada sucede los primeros minutos:
el silbido no impide al árbol saberse a salvo
y ser amado y suficiente mientras con
una mano aprendo su misterio con la otra
sostengo la tuya: sonrío.
Cuaderno de viaje V
Despertamos con nidos de cigüeñas en el pelo, allí, allí precisamente, en el último recodo del mundo, -pincel frontera entre los ojos, entraña viva, pellizco más largo del invierno-.
Garabato de sol sobre el cuerpo en penumbra: cuerpo que espera a otro cuerpo, trepa a lo alto del campanario, vocifera su fe con el tacto del alba.
En la plaza, un anciano y un niño cruzan el patio de los naranjos, entran al bar más cercano, toman café y tostadas, dejan tan sólo unas migas.
Caminamos otro siglo, cruzamos épocas. Sobre las calles de piedra una lengua antigua, del norte, va dejando un rastro de fruta fresca y almendras.
En el regreso, tus labios son otros, y otra su textura, otro su acento.
La nieve en la cima de las montañas nos guiña un ojo, sonríe con la dulzura de una madre extraviada.
Hemos tocado el fin pero esto no se termina.
Pintas mi vida en un lienzo del tamaño de una mano. Luego llevas el cuadro a tu pecho y allí levantas tu casa.
Una casa de luz donde puedan anidar las cigüeñas.
Una casa de luz donde habite lo fértil.
Plasencia, febrero de 2018
Raíces
Con una venda en los ojos
nos alumbran nuestras madres
Ciegos son nuestros primeros pasos
las palabras primeras
En ellas hay un surco verdadero:
intuición de quien navega el mundo
sin haberlo recorrido dos veces
Una palabra pestañeo
o gruñido o bostezo de sol
La palabra el deseado visitante
Un lenguaje antes
del conocimiento antes
del hallazgo de la ignorancia
Con una venda en los ojos
vamos mudando de pieles
El tiempo abre las grietas
Dibuja estos jardines, descubre
algunos nombres escogidos
Cuando el amor venga
nos cubrirá los ojos con sus manos,
desatará la venda, el nudo de la frente:
aprenderemos la luz
fatigaremos la luz
hasta extinguir la niebla.
Semillas
El primer sonido es vegetal:
crujen como las semillas
dentro del vientre frágil de sus vainas.
A mediodía bailan:
sus zapatos de cordones invaden
ese espacio pequeño tibio
donde el filamento se vuelve caricia.
Con la tarde se espigan hacia el cielo:
recuerdan a ciertas esculturas de Bourgeois
su cuerpo es un abrazo suspendido
refugio táctil que no alcanza.
En la noche se besan solamente
si el aire mece la curva de sus ramas
ahoga sus gemidos animales.
Cuando dos mujeres caminan juntas
tienen que inventar el lenguaje desde el principio.
Caligrafía del temblor
Fotografía analógica. Parque de El Retiro, octubre de 2017.
Nubes amontonadas sobre el cielo, como grano.
Veloces se destruyen, solo para volver a construirse.
Diluyo los ojos allí, donde la forma es apenas roce,
canto rodado, en la orilla más alta del deseo.
Ahora suaves, las manos avanzan;
despacio, nos crean semejantes.
Tizne que segrega el tacto, dobla el aire.
Inaugura el acto último antes del dolor,
antes del mar.
Todo lo que aprendiste sobre el tiempo
hoy serena tus ojos. Fulgor de la materia.
Comprendo su voto de renuncia,
su amor tan frágil: remiendos de nubes.
Este invierno las rosas sobreviven.
Este invierno es cauce, abre un camino
de asombro sobre el cuerpo: temblor,
promesa de más vida.
Este invierno, bajo el ala del arte,
crece el árbol que guarda tu nombre.
Cuaderno de viaje IV
El Barco de Ávila, diciembre de 2017.
A Inés, Clara y Gema H.
Lo que no se ve: aquello que se queda suspendido sobre el campo como niebla.
Voces torpe trenza de humo. Por entre los cabellos el silbido de un panal de abejas.
No volverás a verme con las gafas de haber leído mucho,
-y el frío de la casa nos envuelve-.
¿Adónde iréis ahora? ¿Qué ruta tomaremos
una vez haya caído la manta que cubría los temblores?
Dicen que en este pueblo una mujer alimentaba a los animales con la boca.
Somos aprendices y ensayamos hasta el sueño.
Ella nunca quiso parecer una estatua y amoldaba los ojos al crujir de los bosques.
Reía.
Dulce fuente de estaño: amor con cada golpe en la lengua.
Acuarela de la voz
Fotografía analógica. Parque de El Retiro, septiembre de 2017.
Noche abierta lejana expedición al Tíbet
Tambores transparencia
los ojos reconcilian y se envuelven
Azadas para escarbar la tierra
Lento aprendizaje mineral
Yacimiento de cianita
es este credo
Una madre hace silencio en la cocina
Si existo es por el sino del durmiente
Paleta de color en estos libros
Hubo aquí un animal y fue tibio
acariciar su nuca
colocar sobre el labio los pinceles
bruñir una acuarela de la voz
Noche abierta lejana expedición hacia dentro.